jueves, 8 de abril de 2010

La revolución de las ideas

Para Comte, el progreso social significa el desarrollo del orden y del control en la sociedad. En sus planteamientos tiene más de Sumo Sacerdote ( e incluso de Gran Inquisidor) que de sabio. Por ejemplo, sostiene que deben ser proscritas todas aquellas formas de investigación científica que no contribuyen de forma inmediata y verificable al bienestar social por ser demasiado especulativas (si se le hubiera hecho caso, se habría acabado toda la ciencia moderna: ¡adiós a la teoría de la relatividad o la física cuántica!). La moral se resume en el precepto: ''vivir para los demás''. Los filósofos positivistas deberían ser los rectores absolutos de un nuevo orden social, la sociocracia, en el cual, como intérpretes de la Humanidad, tendrían derecho a dictar leyes indiscutibles a los individuos para imponer el orden conveniente a la mayoría. Un nuevo catecismo positivista debe enseñar a los ciudadnos sus obligaciones; un nuevo calendario promocionará como santos de cada día científicos, héroes y políticos, mientras que se adorará colectaviamente al Gran Ser -la Humanidad- así como al Gran Fetiche (el mundo) y al Gran Medio (el espacio, que también sería expresión de nuestra gran fatalidad).
Bueno, en cierta época de su vida, Auguste Comte pasó una temporada en el manicomio, pero viendo algunas de sus propuestas sociales podróa pensarse que salió demasiado pronto...





¿Quién es más cuerdo, quien cree razonar los hechos o quien teoriza con ellos?
La locura es tan indefinible como pueda ser lo bueno, lo bonito o lo malvado...

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