sábado, 13 de febrero de 2010

La muerte no es sino el principio


Resulta así acentuada la concepción del cuerpo como prisión del alma siendo la misión del filósofo apartarse de todos sus apetitos y demandas. Platón plantea entonces la necesidad de kátharsis o purificación, idea que remite, en su sentido más antiguo, a las normativashigiénicas, reflejándose en el cuidado que los dioses homéricos destinaban a sus cuerpos y también el cuidado de los mortales a los cuerpos de sus muertos.

¿Qué clase de vida, que desecha todos los placeres en los que está asociado el cuerpo le espera al filósofo? Para el hombre común, no existe otra analogía que no sea la que remite a la mismísima muerte. Parece, por tanto, existir un irreconciliable antagonismo entre vida y muerte, placer y filosofía, resultando la filosofía aquella clase de vida que alcanza el hombre que se desliga al máximo de su cuerpo y que tiene su mirada puesta en una existencia sin ninguna carga sensible. Ejercitarse en morir se traduce en Platón en ejercitarse en elevarse sobre la prisión que constituye nuestro cuerpo y nuestra existencia individual, en búsqueda del mundo de las Formas, por eso presenta a un Sócrates que, con el ánimo bien dispuesto frente a la proximidad de la muerte, destina sus últimos momentos a dialogar sobre este tema. Según Sócrates, estas cuestiones escapan a la comprensión de la mayoría de la gente, para quienes es imposible de entender el deseo del filósofo de alcanzar la muerte.

¿Consideramos que la muerte es algo? [...] ¿Acaso es otra cosa que la separación del alma del cuerpo? ¿Y el estar muerto es esto: que el cuerpo esté solo en sí mismo, separado del alma, y el alma se quede sola en sí misma separada de cuerpo? ¿Acaso la muerte no es otra cosa sino esto?



Sócrates da su parecer acerca de que, en el caso del filósofo, la muerte debe ser vista como liberación de la prisión corporal, opinión que fundamenta en base a concepciones mítico-religiosas:

El dicho que sobre esto se declara en los misterios, de que los humanos estamos en una especie de prisión y que no debe uno liberarse a sí mismo ni escapar de ésta, me parece un aserto solemne y difícil de comprender. No obstante, me parece que [...] no dice sino bien esto: que los dioses son los que cuidan de nosotros y que nosotros, los humanos, somos una posesión de los dioses.?

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