jueves, 21 de octubre de 2010

Borregos.
Caminando hacia el mismo lugar, a la misma hora, por el mismo pasillo. El eco de las palabras ya desapareció. Silencio y gente.
Borregos.
Miradas cruzadas, o enfrentadas. Los que vienen, por los que van. Se miran, se ignoran. Sabiendo que tienen en común más que una mirada respondida.
Imbéciles.
Pensaís en la posibilidad libre de poder huir tan solo un día de una absurda e infundida rutina. Huir de la vida. Semana tras semana. Día tras día.
Imbéciles.
Que siempre caminan sin saber por qué, ni tan siquiera para qué. Que ven pasar el tiempo sin variación alguna.
El mismo sitio. La misma hora. La misma gente.
Los pasos vacíos de motivos pero firmes se suceden.

Y nadie se para a pensar que lo que realmente se necesita en ese momento es chillar.

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