jueves, 12 de enero de 2012

Expresando necesidades.

Igual que comprendí que hay muchas cosas que hemos normalizado, globalizado y estandarizado, hoy he comprendido que el lenguaje es una más de todas esas cosas. Ni bueno, ni malo, se trata de una herramienta que se ha vuelto muy poco apropiada para comunicarnos. ¡Qué locura! ¿Qué hacer?
Bien, esto de 'cargarnos el lenguaje' no es una idea descabellada que se me ha cruzado hoy por delante. Digamos que es el fruto de la reflexión moral acerca de cómo nos expresamos -violentamente-, cómo manifestamos nuestros sentimientos -violentamente-, cómo tratamos al prójimo al hablar -violentamente- y cómo nos despreocupamos en realidad, de lo que verdaderamente queremos decir: nuestros sentimientos.

El siguiente paso es no atribuir responsabilidades por nuestros sentimientos ni a otras personas, ni a nada. No diremos nunca '' me hace(s) sentir'', o ''siento esto por tí...'' En vez de eso, seremos conscientes de que la raíz de nuestros sentimientos son las necesidades. Detrás de cada sentimiento hay una necesidad. Ciertos sentimientos nos muestran una obstrucción de nuestro pensamiento que, en lugar de estar directamente conectado con nuestras necesidades, se ha adentrado en otras tierras ajenas.
¿Cuáles son, entonces, los sentimientos que nos dicen que no estamos directamente conectados con nuestras necesidades? Miedo, enfado, depresión, culpa y venganza ( y sus sinónimos). Éstos son muy significativos, y nos dicen que, en este momento estamos desconectando nuestras necesidades. Con ellos estamos -retro-alimentando de juicios morales nuestra cabeza.
El enfado es un juicio moral sobre otro. La depresión, la culpa y la vergüenza son lo mismo sobre nosotros mismos. Y el miedo... ¡qué decir del miedo! ¿A quién alimentará si no es a los demás ni a mi mismo?
Ello nos hace no estar vivos, entendiendo por VIDA la conexión con nuestras necesidades.

Necesidades y preferencias.
Las necesidades no deben incluir referencias específicas. Por lo tanto, no todo lo preferente es necesario, o no lo es tanto como las maneras específicas de satisfacer las necesidades. Más bien, hablamos estrategias, preferencias o peticiones para satisfacer las necesidades.

Entonces, ¿cómo se conecta nuestra necesidad a nuestros sentimientos?
Vayamos a la cabeza del otro y pensemos en esa otra persona. En nuestra profundidad (no hay otra manera) conectamos el sentimiento a la necesidad, porque las necesidades nos dan el mayor poder para con las demás personas. Nuestro poder con la gente aumenta en el mismo sentido en que aumenta la voluntad de los demás de querer darnos. Osea, son directamente proporcionales: soy más de los demás -sin dejar de ser de mí- cuando los demás también quieren ser más de mí. Aunque suena complejo, te invito a leerlo de nuevo. Esta vez, abriendo las posibilidades de tu entendimiento.
Es un disfrute el querer dar. Ese es el misterio del poder con la gente. Y no sólo limitándolo a las personas, sino ampliando la premisa a todos los niveles. ¿Queremos?, podemos.
A pesar de que se nos haya educado en un modelo de ''poder sobre'' mediante castigos y recompensas, este modelo sobre la gente no logra que las cosas que hacemos se hagan realmente por salir de nuestra profundidad y contribuyan a nuestro bienestar o a la vida. Este modelo evita el castigo o logra la recompensa. Si lo que buscamos es el ''poder para'' (la gente, la vida...), la forma mas eficaz de comunicación para lograr esto es dirigir la atención a la gente y sus necesidades, a nuestras necesidades al fin y al cabo, que son las que no se están satisfaciendo.
Cuando toda la atención de la gente está en nuestras necesidades no hay críticas ni exigencias.
[Medita: a qué cosas le prestas atención y de qué manera. Te vas a sorprender, ya que la mayor parte del tiempo fijas tu inquieta atención en cosas realmente superficiales, entregando así tu propia energía de reflexión y de necesidad a otras entidades puramente banales]


Es natural disfrutar dando. Al escuchar críticas o demandas, perdemos la conexión natural (poder para-poder sobre) con el deseo natural de dar que venimos explicando, y en este punto, sólo buscamos defender y atacar.
Consideramos necesario aprender el lenguaje de las necesidades.
Imagina de nuevo que hablas con otra persona y expresas tus razones para sentirte como te sientes. De esta manera, te expresas porque tienes la necesidad o lo necesitas. Así, podemos intentar descifrar qué necesidad nuestra no se está satisfaciendo adecuadamente. Sin incluir la palabra 'tu' aquí, porque volveríamos a mezclar necesidades y preferencias, dejamos al otro fuera e intentamos expresar la necesidad sin hacer referencias a otras personas.

Todas las necesidades son universales. Cualquier ser humano en el mundo tiene las mismas necesidades. Este debería ser el único principio que salvaguardase los Derechos Humanos. Hemos sido creados a partir de la misma energía, es una evidencia que nos dan estas mismas necesidades, y todos necesitamos ser realmente quienes somos, y con ello, ser libres. Sin embargo, lo verdaderamente importante de ser libre viene cuando se vuelve una petición que solamente tú puedes satisfacer. Nadie puede hacerte más libre que tú mismo.

Vamos a concluir: la mente humana influye sobre todo, pero a ésta le influye todo a su vez. Estamos en continua conexión causal con lo que nos rodea, con la Tierra, las personas, las plantas, los animales, los materiales, la energía... porque al final, todo es energía. Tratar de comprenderla, querer ser parte de ella, en lugar de individualizar sentimientos y esfuerzos, puede ayudarnos como individuos y como grupo.
La lucha es diaria, contínua y no es tarea sencilla, pero es francamente reconfortante y gratificante porque significa ayudarnos a nosotros mismos, y al lograrlo, sin querer, estaremos ayudando al entorno a equilibrarse: es importante conectar con nuestro corazón, con nuestra profundidad como seres naturales, dejando de empeñarnos en ser tan artificiales, y evitando romper día a día el contacto natural que se nos ha regalado. Esta humanidad tiene que ser así, porque nos han hecho para estar perdidos, pero no olvidemos que también hoy luce el sol.

1 comentario:

  1. http://blogs.elpais.com/simetrias/2012/01/de-donde-emerge-el-orden.html

    Uno de esos artículos que sé que te ponen. Seguro que no hay mejor montaña rusa en el mundo, que ser un humilde electrón y viajar por tu sistema neuronal.

    Que sináptico me vuelvo, cuando te leo.

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